En
realidad qué se podía esperar de un gremialista de la talla del señor
Víctor Santa María, un gesto COMUNITARIO, ¿sería ir contra su
naturaleza?
En
plena pandemia de CORONAVIRUS, se hizo bien el distraído y -ni siquiera
por no dar la nota- no repartió entre sus afiliados que le
aportaron todos los meses durante años la cuota sindical, barbijos y
guantes descartables.
Por
suerte los encargados de edificios cuentan con una patronal
que tiene las espaldas anchas y se los provee.
Esto
-más allá de a quien le corresponda tal aporte- deja a la vista la
mezquindad del individuo a pesar de que sabe que su afiliado dentro de sus
tareas debe manipular la BASURA de todo un edificio.
Es
una pena que no ponga la misma garra cuando defiende un CONVENIO que
cuando se trata de defender la vida de sus afiliados.
Ate
cabos, compañero
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Teresa
Villanueva
(23/03/2020) |