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Curso de sueldos para Propiedad Horizontal

Curso/taller de Liquidación de Sueldos General


Adm. Adrián Hilarza

Adrián Hilarza

Correo de Opinión

Entrar o no entrar, esa es la cuestión por el Adm. Adrián Hilarza

El Consejo de Propiedad Horizontal de la CABA (CPH) goza de excelente salud.

Sí, es así, más allá de algunas voces o grititos iniciales en disidencia al momento de la sanción de la ley, con el correr de los días se van transparentando las verdaderas intenciones y mutaciones que persigue cada individuo o sector.

En mi opinión, el dilema conceptual es entrar o no entrar.

Dado que NO es un problema de representatividad como pretenden hacernos creer.

Ni Abrevaya ni Rodríguez Larreta nos dicen la verdad.

Es una excusa.

Conceptualmente, en el Consejo de la Propiedad Horizontal el gremio no tiene por qué tener una silla reservada.

Esta ley es darle más poder a quien ya lo tiene para moverse con más amplitud a su antojo y cargando con más peso a la ciudadanía porteña que vive en propiedad horizontal. 

Fuera de los micrófonos todos exteriorizan su enojo pero cuando se encienden sólo se escucha el "cantar de los coyuyos[1]".

Las sillas se están repartiendo como barajas y la zanahoria puesta en el camino ha resultado ser una buena carnada.

Esa zanahoria explica sencillamente el sugerir e invitar "estar adentro" y las grandes bondades de pertenecer.

Asimismo, es la acción necesaria para romper un frente: negociar con las partes por separado convirtiendo al frente en un gruyère.

Pero que quede muy claro y sin dudas: estar adentro implica aceptar una ley aprobada sin discusión, sin debate, en la absoluta soledad y oscuridad, sin la participación de la ciudadanía porteña, la cual será la que deberá soportar económicamente este gran negocio.

La mayoría de las instituciones que dicen defender los derechos de los consorcistas van aceptando las condiciones para sumarse. Háganse cargo del daño que provocarán. Se convertirán en cómplices.

Ya sea como "mediador de buena voluntad" o "presentando un proyecto de modificación a la actual Ley 5.464" (conforme a lo publicado por Pequeñas Noticias en su Boletín 571), delata la manera elegante que pretenden al excusarse ante la sociedad y formar parte para "estar adentro" o al menos iniciar el peregrinaje hacia el sagrado Consejo.

No se trata de reformar simplemente la ley, se trata de que los que deben estar, no están, y los que están, no deberían estar y casualmente son los más beneficiados, tal como ocurre en las paritarias (cualquier parecido con la realidad es mera casualidad).

¿Y se preocupan por un sello de goma si los consorcistas no participan? Pero sería infantil pensar que eso no fue pensado y resuelto mucho antes. Sobran los sellos de goma en la política porteña y en la propiedad horizontal.

Vergüenza provoca cuando uno divisa que el gran problema era cómo entrar, de la forma que sea, cueste lo que cueste, con el agravante de las puertas que permitirá abrir esta ley en el futuro.

Es triste darle legalidad a una ley que no la merece.

No la merece por la forma en que ha sido concebida.

Además, viola, entre otras cuestiones, el derecho de propiedad de los consorcistas (Art. 14º de la Constitución Nacional) pues pone en manos de terceros (sobre todo de sus empleados) facultades que pueden limitar o restringir el derecho de los propietarios.

Aceptando a la vez que un gremio intervenga en temas privados en los que nada tiene que hacer, y esto recién comienza. Hay que mirar más allá.

No soy un iluminado pero cada vez más poder reúne un sector, el SUTERH, dentro del marco de la propiedad horizontal y en otros horizontes.

Con sólo analizar los últimos ocho años ha sido llamativo el avance a nivel nacional y más acentuado aún en la CABA.

De esta manera, el Gobierno de la CABA, la legislatura porteña y un puñado de representantes de consorcistas avalarían este mamarracho mayúsculo.

Tengamos buena memoria.

Apuntemos este momento histórico y no nos hagamos luego los sorprendidos.

NO hubo discusión una vez más.

Sólo fue cuestión de encontrar la llave para poder abrir la puerta y entrar aunque sea entregando el alma y vaya a saber a quién Envíe desde aqui su comentario sobre esta notaVolver al indice

Adrián Hilarza

(7/03/2016)

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[1] El coyuyo [Quesada gigas] es un insecto hemíptero artrópodo de la familia Cicadidae, también conocido como cigarra o chicharra, extendido por el centro y noreste de Argentina.

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