Estamos
cursando casi doce meses de una pandemia, que lejos de haberse
terminado, nos amenaza nuevamente con una segunda ola. Lo
transcurrido en este largo año no ha sido nada fácil para la
administración de los consorcios, muchas dificultades se han
sorteado y en especial al haber prorrogado los mandatos.
Si
bien desde la dirección de Defensa al Consumidor alientan las
asambleas virtuales para poder realizar las asambleas anuales,
rendir cuentas, renovar mandato y fijar nuevos honorarios para la
gestión, lo cierto es que a la luz de las formas en que se ha
venido instalando esta "nueva normalidad", nada es
sencillo a la orden de poderse reunir. Ni siquiera en aquellos
consorcios que deciden hacerlo en forma presencial.
A
pesar de que los doctrinarios, y la propia dirección, prodigan los
beneficios de la virtualidad, desde la comodidad y con fundamentos
jurídicos, la verdad de los hechos, ellos no administran. Es
bastante dificultoso llevar a la práctica, en tiempo y forma, las
miles de asambleas que quedaron truncas como consecuencia de la
pandemia, y además cumplir con la última prórroga establecida
para el próximo 31 de marzo.
Así
se lo hicimos saber a las autoridades del Registro en la oportunidad
de nuestra última reunión, en donde recibimos una rotunda
negativa. Así las cosas, destacaremos las complicaciones que hemos
recibido de nuestros asociados para poder cumplir con la fecha
límite.
1)
Poca asistencia: En los meses de enero y febrero es
casi nula la asistencia de los propietarios.
2)
Imposibilidad de los propietarios: Se da la situación
de una población mayor que no puede acceder a la tecnología y que
además son personas de riesgo. El administrador no encuentra
solución para poder llevar adelante la asamblea. ¿Ese
administrador se queda afuera del Registro por no poder
rematricularse?
3)
Administradores mayores de 60 años: El administrador
es mayor de 60 años, los propietarios también y no acceden a la
tecnología.
4)
Vencimiento de los mandatos e imposibilidad de manejar la
cuenta. Es menester que se prorrogue otra vez el mandato
para solucionar la regularización de los consorcios.
La
Dirección no puede desconocer la difícil situación imperante, sin
aún haberse vacunado la población de riesgo y las diferentes
posiciones que nos encontramos. No hay paridad dentro de los
consorcios, los administradores deben contemplar un sinnúmero de
casos para concretar una asamblea. No concebir una nueva prórroga,
es sumir a los consorcios en un estado de acefalía, malestar e
impedimento de operar las cuentas bancarias.